Una Danza entre Estrellas Binarias

La Princesa Bailarina 

Vivía feliz, al menos eso creía; aunque algo faltaba dentro de mí. Había un vacío que nada podía llenar. Pasaba el tiempo, y no se acababa; el paso del tiempo ese vacío lo acentuaba.

Pero eso un día cambio. Un regalo vino a mi vida, con el sabor de un beso de verano; con el aroma de la perfección, de la belleza. Algo sublime comenzó.

Una chica llego un día a mi ciudad. La novedad flotaba en el aire, una hermosa chica llegaba al lugar donde yo vivía.

La vi una tarde. Y hasta el día de hoy nunca la he olvidado, su recuerdo permanece en mí. Muchos corazones se rendirán ante ti. Pero el mío quería luchar  por alcanzarte y llegar a ti.

La niña Alizée era un ángel. Era una hermosa estrella en los cielos de mí corazón. Un hada de belleza que irradiaba luz a su alrededor. Una criatura de ensueño como en los cuentos de hadas, pero era real, y la encontré en este mundo.

El cielo se abrió ante mí, y ella como una estrella bajo. No podía respirar, mi corazón casi se detiene de felicidad, al verla tan alta en la cuerda. Era una joya inalcanzable. Una hermosa perla. Una luz que brillaba, ahuyentado la oscuridad.

La perfección hecha mujer; una poesía de belleza.

Ella me tiro una rosa, y me regaló una bella sonrisa, pura angelical; pero que me llamaba al manjar de sus labios, a probar el sabor de su dulce miel. Mientras me decía con su hermosa voz: Nunca más te olvidaré. Y yo sentí lo mismo, pero la emoción me traicionó y no pude hablar, pero mis ojos se lo dijeron, espero que ella lo haya entendido.

Decir adiós fue difícil. No pude encontrar paz... Pero no me rendí. Un plan tenía en mente. Me quedé ahí, esperando a que la gente se fuera; fue a un lugar esperando a que ella pasara, y sólo debía de esperar... Y el momento llego:

--- Baila conmigo Alizée.

--- ¿Que dices? No puedo, tengo que prepararme. Tengo otros lugares donde actuar.

---No importa, si no aprovechamos este momento, probablemente nunca más volverá. Por favor. ¡Te amo!.

--- ¡Yo también!. --- dijo ella, y me lo concedió.

Fue el baile más hermoso. El de dos corazones unidos por el amor. Un baile que nunca terminaría, un baile bajo el compás de los latidos de un solo y gran corazón, nacido de la unión de los nuestros, que laten con la fuerza del amor.

Nos olvidamos de todo. Pues difícilmente esto volvería a pasar. Vivimos ese lapso, esos momentos como si fueran los únicos de nuestras vidas, y como si al terminar fuera cuando nuestra existencia llegara a su fin. Vivimos como mil vidas en plenitud, sin miedo al fin, sin miedo a que terminara. Para nosotros solo existía ese momento, que eternamente recordaríamos los dos.

Vivimos muchas cosas juntos, tú y yo; vivimos cosas maravillosas: en las calles, el parque, la noche y en nuestro corazón. La primavera de Alizée había llegado. Y yo viví en ella. Embriagado de su ser. Probé la dulce miel de sus labios; su sublime néctar de mujer.

Extasiados de tanta maravilla, nos rendimos bajo la Luna, declarándonos nuestro amor. El himno de nuestros corazones duró hasta el amanecer. Pero el día aun era joven, y queda mucho himno por haber.

La luz se apaga en el restaurante, presagiaba lo que vendría después.

--- Ahora, besamé otra vez. Pronto debemos ir a casa. Haz que este recuerdo, de este momento duré para siempre y más allá del tiempo.

Este será nuestro último baile, pronto todo volverá a ser como era. Yo aquí solo, tú sola en el escenario. Pero haz que este momento lo vivamos por siempre, en nuestros pensamientos y deseos. Será en ellos, en nuestros sueños que siempre estaremos aquí. Este será el lugar de los sueños, vivirá por siempre en nuestro corazón. 

--- Prométeme que así será. --- Ella me lo suplicó.

--- Tranquila, no llores. La tristeza no es digna de tu ser. Tú eres hermosa, y la felicidad es un bello adorno de tu ser. Una emoción hermosa, como el amor. Pero tu belleza es más grande. Hasta ellas mismas sienten envidia de la que posees tú. Felicidad y el amor, opacados por tu hermosura. Pero hicieron las paces, se rindieron ante ti. Ahora la felicidad y el amor aportan su belleza, solo como adorno del que ya posees tú.

--- No debes estar triste. Eres Alizée, una dulce niña y hermosa como una flor. Tú te mereces todo, no le des cabida a la tristeza en tu corazón.

--- ¿Pero cómo?. No puedo ignorar mis sentimientos, y lo que siento por ti.

--- Tranquila, oye bien; aunque nunca más estemos juntos, lo que sentimos y lo que pasó siempre vivirá aquí, en nuestra mente y corazón. Y si la tristeza viene a ti, se valiente, y ahuyenta a la tristeza, recordando los momentos más felices y bellos que vivimos aquí los dos.

Esos recuerdos, esos momentos siempre estarán con nosotros, toda nuestra vida nos acompañarán; aunque estemos separados por kilómetros, esos recuerdos nos unirán; hasta nuestro último suspiro y después de eso en la Eternidad, nos los llevaremos hasta el Paraíso.

Ella vino de muy lejos en el norte. Desde una tierra elegante, de museos y de perfumes, donde su idioma es el amor.

Y ella estaba en casa junto al mar. El silencio y la distancia acrecentaba el vacío entre tú y yo. Nos hemos enamorado. Fue tan difícil para ella decir adiós. Pero lo que sentía, en realidad lo ocultaba muy dentro de su corazón.

Ella sabía que el tiempo se estaba acabando. Ella sabía que el candor de los besos, serían reemplazados en su boca por el adiós. Ella sabía que pronto sucedería. Y mirándola a los ojos, le dije: Dame tus manos otra vez Alizée.

Antes de que llegue el adiós. Antes de que el tiempo nos separe. Cuando llega la amargura, cuando mueren los suspiros, cuando perece la ilusión. Cuando el amor de dos corazones unidos, lanza su último clamor; al tiempo y al olvido, para que estos tengan compasión. Para que la noche no ahogue su pasión. Para que al final quede la esperanza, y a algún día poder encontrarnos de nuevo mi amor.

Cuando mueren los sueños solo una cosa quedará. Y si nuestro amor es verdadero, Dios algún día, justicia nos hará, y no habrá llanto, pues tú y yo estaremos juntos por siempre sin que nadie lo pueda evitar.

Ahora solo nos queda esperar, y confiar en Dios. Él sabrá el tiempo adecuado, cuando volveremos a estar juntos, tú y yo. Pues Dios nunca miente, y el amor sincero tampoco. Y hay una promesa escrita en el Cielo, que esto no terminará. Y algún día volveremos a bailar, para nunca más tenernos que separar.

(El amor es todo aquello que sucede el tiempo necesario, como para que sea inolvidable. Mahatma Gandhi).

El Verdadero Nombre del Amor

Parte I - El Angél de Ajaccio

En un reino de ensueño, en un lugar lejano, llamado Ajaccio; aunque llueve, esté frío o haya tormenta, siempre hay un rincón donde es eterno el verano. 

En ese sublime lugar tus brazos me alcanzan y tu lo eres todo. Mi corazón es cálido, porque de Ajaccio tú eres el verano. 

En un valle de amor de eterno verano, no tengo preocupaciones, pues tengo a la estrella de Ajaccio, y de mi corazón ella hizo un palacio. 

La oscuridad y las grises nubes huyen de aquí, pues sé que Alizée está aquí, mi dulce querubín. 

Oh, Alizée tu mirada es preciosa, si alguien ve tus ojos, estos fueron bendecidos por el amor. 

El dulce secreto de Ajaccio, donde por siempre se quedó el verano, es la canción de Alizée; la que es cantada en todas partes, por dos personas, que tienen sueños, esperanzas, y desean compartir todo su amor; las dos palomas que vuelan alto y en su canto piden que nunca acabe el verano, que nunca llegue el olvido, que en el horizonte se pierda el adiós. 

Parte II - El exilio del amor

He encontrado un tesoro, descubrí una joya en el cofre de mi interior. Alizée, brilla por siempre, ahora y en la eternidad; hermosa joya que nunca me cansaré de contemplar. 

La Luna se detuvo justo en Ajaccio, adornando por siempre nuestro amor y el Sol brilla fuerte, en la corona del verano se convirtió. 

Veo como a la luz de todo, mi sueño se hace realidad. Pues ni tú ni yo nos dejaremos nunca de amar.

Tus vientos alisios jugaban en un sauce, rondaba en las flores con tu dulce melodía de amor. Pero todos los votos que hiciste el tiempo se los llevó. Porque todo lo que prometiste, nunca debió ser. 

Aunque la distancia y el tiempo nos separe, aunque el verano en Ajaccio tal vez ya no tenga su mismo esplendor, tu sigues en mi, eres parte de mi corazón. 

Parte III - El anhelo del amor

Mi alma no descansa, como una pluma es mi corazón. Te amo, te quiero de nuevo aquí Alizée. No hagas esperar a mi corazón. El motor de sus latidos eres tú. 

Oh, Alizée dime dónde estás; no se dónde te encuentras, sólo sé que quiero que estés aquí; se de nuevo mía, ven a mi vida, pero eres la eterna  huésped en el palacio de mi corazón. 

Oh, Alizée, ¿por qué me envías lejos? Enloquezco por ello. Mi alma está congelada. ¿Estás jugando con mis sentimientos? ¿Por qué te fuiste lejos de mi? 

Más que mi vida, más que mi dignidad, quiero que regreses a mí. 

No descanso ni en el día ni en el anochecer, el Sol no me sirve, extraño tu luz. Nada es igual sino te tengo. Camino en círculos, toda la noche hasta el amanecer. Me falta tu aire, mi corazón se ahoga sin ti, extraño a tus vientos alisios, los que soplaban en Ajaccio, la brisa del verano. La que prometía por siempre soplar, y nunca mí corazón olvidar. 

No lo soporto, como un lobo recorro Ajaccio, muerto de hambre por tu ambrosía y miel. Como halcón viajó por Ajaccio, tras mi perla perdida voy, pero no la puedo divisar. 

 Parte IV - Un designio del Amor

Veo al cielo y te busco; conozco el nombre de muchas estrellas, pero anhelo una estrella que lleva tu nombre. Alizée, estás muy alto en los cielos. 

Iré a buscarla y te la daré esta noche. 

Sobrevivo cada segundo, una agonía es vivir sin ti. 

El verano es un recordatorio de lo que tuvimos tú y yo.

¿Puedo darte un regalo eterno? Te daré una estrella que se llama Alizée. 

Te lo daré esta noche iré por ti. 

En algún momento esto acabará. Llegará el día en que mi viaje llegue a su fin. Dónde dejaré de sufrir, y tú comprenderás que necesito de ti. 

Y así en el futuro leJano, un día te encontré. Comprendiste que fue un error. No dejemos que de nuevo pase. Y reguemos de nuevo el jardín donde una vez floreció nuestro amor. 

Ahora nos perdonamos, volvimos a Ajaccio. Viviremos un largo tiempo llamado vida allá.

Y cuando en algún momento a nuestra vida se le acabe su verano, 

Cuando lleguemos al verano eterno en el seno de Dios, habrá un lugar en el Cielo para los dos. Allí donde la perfección nunca se acaba, donde no hay tiempo ni destrucción. Dónde todo lo bello y noble perdura por la Gracia de Dios. Ahí tú estrella permanecerá por siempre, y para siempre será nuestro amor. 

¿Llevará por siempre tu nombre? ¿Brillará por siempre con su esplendor? Es el símbolo de nuestro amor, simboliza nuestra unión. Dios la volverá eterna, y en ella existiremos los dos.

Brillará por 1000 años. Brillará por toda la eternidad. Será la más bella estrella de todas; pero tú, eres mi propia estrella, tu firmamento es mi corazón. Tú brillo es tu perfección. Pues la dulce chica de Ajaccio, es la más bella de la Creación. Y hasta la estrella más bella es eclipsada por ti, porque tú belleza es de un ángel; de un bello querubín. Pues tu amor me reveló un secreto, y gracias a ti aprendí que Alizée, es el verdadero nombre con que Dios bautizó al Amor. 

FIN

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